Seguimos analizando la obra de "Don Álvaro o la fuerza del sino". Después de comentar la jornada III, nos centraremos en la Jornada V y el desenlace de la obra.
La quinta y última jornada tiene lugar en el convento de los Ángeles, donde Don Álvaro se encuentra refugiado, o escondido. Esta vez tiene una nueva identidad, se hace pasar por el Padre Rafael, un fraile.
En la primera escena nos encontramos a dos frailes, uno de ellos repartiendo comida a los pobres. Él es el Hermano Melitón, quién tiene las primeras sospechas sobre la verdadera identidad del Padre Rafael (Don Álvaro). Encontramos aquí las primeras referencias al satanismo.
HERMANO MELITÓN.- Tiene cosas muy raras. El otro día estaba cavando en la huerta, y tan pálido y tan desemejado, que le dije en broma: «Padre, parece un mulato», y me echó una mirada, y cerró el puño, y aún lo enarboló de modo que parecía que me iba a tragar. Pero se contuvo, se echó la capucha y desapareció; digo, se marchó de allí a buen paso.
Don Álvaro |
En la siguiente escena, aparece Don Alfonso, quién lleva años buscando a Don Álvaro para vengar la muerte de su padre y su hermano. Por fin, tras seguirle la pista, llega al convento de los Ángeles. Pregunta por él al Hermano Melitón. Pregunta por el Padre Rafael refiriéndose a el como el del infierno. El Hermano Melitón lo conduce hasta la celda donde se encuentra Don Álvaro ( Padre Rafael).
Escena V
DON ÁLVARO
¿Quién podrá ser? ... No lo acierto.
Nadie, en estos cuatro años,
que huyendo de los engaños
del mundo, habito el desierto,
con esto sayal cubierto,
ha mi quietud disturbado.
¿Y hoy un caballero osado
a mi celda se aproxima?
¿Me traerá nuevas de Lima?
¡Santo Dios! ... ¡Qué he recordado!
Don Álvaro no reconoce a Don Alfonso hasta que este se quita la capucha y le ve gran parecido
al Marqués de Calatrava.
Don Alfonso le acusa de todos los males que le ha hecho a su familia.
DON ALFONSO
¡Basta, que ya está dicho todo!
De mi hermano y de mi padre
me está pidiendo venganza
en altas voces la sangre.
Cinco años ha que recorro,
con dilatados viajes
el mundo, para buscaros,
y aunque ha sido todo en balde,
el cielo (que nunca impunes
deja las atrocidades
de un monstruo, de un asesino,
de un seductor, de un infame),
por un imprevisto acaso
quiso por fin indicarme
el asilo donde está a salvo
de mi furor os juzgasteis.
Fuera el mataros inerme
indigeno de mi linaje.
Fuisteis valientes; robusto
aún estáis para un combate;
armas no tenéis, lo veo;
yo dos espadas iguales
traigo conmigo: son éstas.
(Se desemboza y saca dos espadas.)
Elegid la que os agrade.
Don Alfonso reta a Don Álvaro a un duelo. Al principio éste lo rechaza hasta que Don Alfonso
pronuncia estas palabras que hacen que Don Álvaro se sienta ofendido.
Don Álvaro coge la espada con la que se va a enfrentar con Don Alfonso.
Ambos salen del convento. Aquí podemos observar el demonio que llevan los dos dentro.
Si algo tienen en común estos dos personajes es la representación del mal y lo satánico.
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